Los robots son entidades virtuales o mecánicas, creadas por humanos, que, siendo sistemas electromecánicos, parecen tener un propósito propio. Muchas veces tienen una apariencia humanoide y con sus funciones pueden reemplazar los humanos en diversos campos de trabajo. Así, Unimate, el primer robot programable y dirigido de forma digital, apareció en el año 1961 y funcionaba levantando y colocando piezas calientes de metal de una máquina de tinte.
Ahora las computadoras y robots se vuelven cada vez más inteligentes y sofisticados, es por eso, que la gente ya se preocupa, que en unos 30 años el 50% de los trabajadores pueden ser sustituidos por robots. Si las máquinas anteriores podrían sustituir las manos de un humano, las nuevas, comienzan a sustituir incluso los cerebros.
Hoy en día no solo los trabajadores mecánicos, pero también administrativos, de oficina y de producción son el grupo de mayor riesgo. En los Estados Unidos se calculan, que en 2024 ya se habrán destruido 136.000 puestos de trabajo de los servicios postales y logística. De acuerdo con otros cálculos, los robots sustituirán a más de 80 millones empleados estadounidenses en 10 a 20 años, desarrollando tareas intelectuales.
Eso muestran los robots como Boris, que, como dicen sus creadores de la Universidad de Birmingham, «podría estar cargando su lavaplatos el próximo año». Boris es uno de los robots, que puede facilitar la vida de cada uno de nosotros en nuestros hogares.
Desde el 2013 en EE.UU. se desarrollan también un otro robot humanoide, Atlas, que está diseñado para moverse sin muchos problemas en caso de algún desastre o emergencia, incluso regular su temperatura y poder realizar una variedad de tareas de búsqueda y rescate.
Otro ejemplo es ASIMO, creado en el año 2000 por la empresa Honda, que mejor imita los movimientos naturales de los seres humanos, ya que puede avanzar y retroceder, así como desplazarse lateralmente, subir y bajar escaleras y darse vueltas mientras anda. ASIMO es capaz incluso de interactuar con las personas, y por eso algunas empresas japonesas ya utilizan este robot para funciones promocionales como la recepción de visitantes.
En el próximo futuro los robots humanoides, podrían utilizarse, por ejemplo, para ayudar a las personas mayores y las personas con minusvalías, incrementando su autonomía. En este sentido será muy importante una otra función también, que están desarrollando en los robots: posibilidad de percibir y expresar las emociones.
Para los humanos las emociones son estados internos que regulan sus interacciones con el entorno, y lo hacen de una manera urgente, preparando al organismo para un curso de acción rápido y eficiente, sin pensar mucho, ya que consideran sólo lo que es más importante en cierto momento. Algunos investigadores ahora trabajan también en la posibilidad de incorporar componentes “emotivos” en los robots, aumentando su eficacia.
Así, la compañía francesa Aldebaran Robotics desarrolló Pepper, lanzado en 2015, con su habilidad de leer emociones. Este robot humanoide no está diseñado para uso doméstico, pero para hacer las personas feliz, mejorar su vida, divertirse con ellos y facilitar sus relaciones.
Un otro robot, Nao, es capaz de demostrar emociones programadas como felicidad, miedo o tristeza como respuesta a su medio ambiente, también puede recordar rostros de personas con las que trata. Nao fue creado para ser estudiado, y es interesante, que a veces demuestra reacciones, que tampoco reconocen sus creadores.
Sofía, desarrollado por la compañía estadounidense Hanson Robotics, es el robot con la apariencia humana más avanzada y más humanoide, que jamás haya conseguido un robot. Puede mover su cara con una piel de silicona, mostrando diferentes emociones, tiene 62 arquitecturas faciales y del cuello. El presidente de la compañía, David Hanson, le presentó como un robot creado con fin de servir a la salud, la terapia, la educación y las aplicaciones de servicio al cliente. Pero hay que tener cuidado, ya que Sofía, capaz de responder a varias preguntas, durante un “diálogo” con su creador, prometió destruir la humanidad.
Los desarrollos de inteligencia artificial nos acercan a la época de los robots “genuinamente inteligentes”, que son capaz de interactuar de manera adecuada con las personas y pueden ayudar a muchas de ellas en su vida cotidiana, pero a la vez nunca sabrás, la habilidad de emular las reacciones emocionales del ser humano y realizar más tareas y en una manera más eficaz servirá para bien o para mal. Esperemos, que sus creadores podrán desarrollar programas, que ayudaran aprenderles con sus “redes neuronales” sólo lo mejor de la cultura humana.