07.12.2017

El Internet de las cosas (IdC օ IoT, “Internet of things” por sus siglas en inglés) es un concepto que se trata de una red de conectividad digital entre los objetos físicos y las personas mediante el uso de la red global. Por este medio no solo los objetos pueden conectarse a Internet, sino también programar eventos para realizar diversas tareas, dictadas remotamente. Hay incluso programas (como Planetary Skin de Cisco) y el polvo inteligente, que con millones de sus sensores permiten conectar IdC incluso a animales, árboles, mascotas y personas, así como a tuberías de agua o a cualquier otro objeto posible.

Cada de estos objetos, conectados al Internet, tiene una IP específica, mediante la cual puede ser accedido y recibir instrucciones. Así, la digitalización de los objetos físicos y sincronización entre ellos a través de la red conduce a un funcionamiento mucho más pleno y eficiente. Esto es la primera evolución real de Internet, que cambia principalmente la relación entre las personas y los objetos, y puede traer aplicaciones revolucionarias para la vida, aprendizaje, trabajo y entretenimiento de las personas.

Hoy en día ya tenemos primeros electrodomésticos inteligentes (“smart appliances”), con el desarrollo de IdC todos los edificios y las casas llegarán a ser inteligentes. Ya son disponibles los “smart refrigerators” de Samsung, frigoríficos que se conectan a WiFi, además, los hornos inteligentes, aspiradoras inteligentes y lavadoras inteligentes serán parte de este mismo tipo de electrodomésticos. No es algo muy lejano, muy pronto todos tendremos neveras, que podrán hacer un inventario de su contenido, para después crear una lista para ir al supermercado y enviarsela a su dispositivo móvil.

Con el Internet de las Cosas, las casas y los edificios tendrán un flujo de información, que les permitirá en cualquier momento reconocer, por ejemplo, cuántas personas se encuentren en su interior y apagar las luces o aparatos donde no los necesiten, así como poner la calefacción o el aire acondicionado de acuerdo con la temperatura ambiental, que permitirá optimizar el uso de los recursos. Ahora se hacen distintas investigaciones para encontrar alternativas que utilizarán también menos energía y que resultarán más económicas (“Chirp Networks”). Existe el concepto, que los dispositivos no utilizarán ni WiFi ni Bluetooth y podrán conectarse a la red a través de señales de radio de baja potencia.

Hoy en día cada vez más países implementan sensores a lo ancho y largo de sus entidades, creando las ciudades intelectuales con controles de semáforos, puentes, vías de tren y cámaras urbanas. Estas infraestructuras les permiten monitorear su correcto funcionamiento y, además, adaptarse ante nuevos eventos. Se puede, por ejemplo, optimizar el tránsito de los ciudadanos por las calles, enviando la información actual en las horas pico, así como tener un mejor tiempo de respuesta en caso de catástrofes naturales.

De este modo se puede instalar sensores de temperatura, humedad o la cantidad de dióxido de carbono en el aire y recibir los datos sobre medio ambiente, recolectados en tiempo real. Diferentes tipos de sensores atmosféricos, meteorológicos, y sísmicos ayudarán también a los gobiernos implementar tecnologías para proteger zonas en peligro. Se podrá acceder a los datos desde cualquier parte del mundo y recibirlos sobre cualquiera otra parte, colocando pequeños sensores en plantas, animales (como ya se hacen para las vacas) y otros fenómenos geológicos, y conectándolos a Internet.

El sector de la salud aprovechará los desarrollos de IdC, pudiendo personalizar absolutamente los diagnósticos.  Si los pacientes permitirán ingresar los dispositivos de Internet a su cuerpo, esto ayudará a los médicos a determinar las causas de ciertas enfermedades. ya que se podrá monitorear activamente y recibir datos de sus pacientes de manera ambulatoria y no invasiva, lo cual reducirá también los costos y mejorará la salud de cada persona. Se prevé, que grandes flujos de información proveerán también los aparatos que se utilizan en los hospitales, ya que todo estará conectado a la red.  

El potencial de Internet de las Cosas alcanza una gran diversidad de industrias, además, eso parece ser un imperativo de la Economía Digital. Un gran avance espera y a la industria de producción en masa, donde cada vez más funciones tienen los robots, se utilizan sensores de temperatura y muchos otros, se controla todo el proceso de fabricación, y cada vez más empresas centralizan el control de su infraestructura. Internet de las Cosas así mejora la  automatización y eficacia de la producción y favorece la creación de nuevos modelos de negocio y de servicios, entre otros.

Las predicciones sobre el próximo futuro de IdC son diferentes: un estudio que publicó Ericsson, dice que en 2018 ya tendremos 16.000 millones de dispositivos conectados a Internet, y a finales de 2021 estaremos totalmente integrados en esta electrónica de consumo. Otra empresa, Gartner, calcula que en el 2020​ aproximadamente 26 mil millones de dispositivos en el mundo habrán conectados a Internet. Abi Research, para el mismo año, asegura la existencia de 30 mil millones de dispositivos inalámbricos conectados a la red.

Existe una sola preocupación en cuanto a privacidad. Todo lo que se puede saber de una persona lleva riesgos de que sea víctima de ingeniería social, además de que varias propuestas de edificios inteligentes se basan en conocer en dónde estás en todo momento. Y una pregunta más, sobre ¿qué pasaría si un hacker accede a alguno de los sistemas que controlan aspectos de ciudades enteras? Los dispositivos que se conectan a Internet y que aprenden en base a los costumbres de cada persona tienen un valor inmenso para análisis de mercados. Entonces, lo más importante es entender, para quién más tiene valor esta información y el concepto de Internet de las Cosas.